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La hipervigilancia social en la que nos encontramos a llenado las ciudades de cámaras que pueden incluso reconocen automáticamente la cara de una persona en la grabación o a tiempo real.
Estamos utilizando esta tecnología de control a modo de clave de identificación en banca, móvil, entre otros, y al introducir nuestros datos biométricos estamos facilitando nuestra clave a las cámaras.
Ocultarse y camuflarse socialmente puede resultar un alivio, o incluso, un capricho. Esta serie de joyas están diseñadas para poder burlar al ojo omnipotente de la cámara, ocultando algunos de los puntos claves en que se basa el reconocimiento facial y así poder pasar inadvertido.












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